El cuerpo femenino es la geografía en la que se expresa y en la que se inscribe la experiencia erótica.
Lo erótico no es una necesidad como el hambre, es un deseo que expresa una disponibilidad emocional, física y psíquica… sin embargo, también tiene sed de experimentación, de goce; hambre de libertad para afirmar la naturalidad de la desnudez.
El erotismo femenino constituye un territorio inexplorado por muchas mujeres y ha sido erróneamente entendido o interpretado. Varía de mujer a mujer y sus límites cambian a lo largo de la vida. Lo trastoca la edad, lo perturba la pasión y en cada orgasmo renace de nuevo. ¿Cómo lo vive y lo expresa una mujer de veinte, treinta, cuarenta, cincuenta, sesenta, setenta u ochenta años?
Por supuesto cada mujer decide, desde su autonomía, qué es lo que la hace mujer y de qué manera porta su cuerpo frente al mundo. Hoy las mujeres deciden a quién amar, con quién o quiénes vivir su erotismo. Son responsables de sí mismas, capaces de disfrutar del placer que se descubre gracias al cuerpo de otro ser, o al propio, sin restricciones, sin miedo, cuidándose, a veces amorosamente, a veces con furia. Conocen y gozan el sexo que es divertido, celebran la vida con el sexo.
El cuerpo es el territorio desde el cual la mujer pronuncia su erotismo. El placer y la sensualidad son algunos de los ríos con los que puede ser recorrido.
Es la “geografía íntima” que la conduce a la experiencia de la libertad y del significado de sí misma. Es el lugar donde manifiesta la rebelión para ir, venir, entrar, ir de los lugares privados a los públicos, dejar de ser para los otros y ser para sí.
Entonces, qué mejor que empezar la insurrección a las puertas del lugar en el que hemos vivido todos estos años.
Olivia Ortiz
A las mujeres, cuyas presencias son luz cada mes y semana:
Amada, Anahí Arteaga Salas, Ana Cristina Villagómez Bolaños, Ana María Chapina, Angélica García Olivares, Elizabeth Ochoa, Francesca Gargallo, Gabriela Esteva, Georgina Oviedo, Inés Olivera Rodríguez, Julia Escalante, Lilly Ramos, Lidia Barajas, Masaya, Mónica, Monse, Reyna Gabriela Hernández, Rosario Guzmán, LunadeRubí, Ruth Ramírez, Teresa Juárez, Xóchitl Velázquez, Zhannat Álvarez Villegas.
A Irma Villalobos por su mirada amplia, luminosa y profunda, y su espíritu siempre generoso.
Por la reflexión y la creatividad para construir propuestas que acercan a las mujeres al descubrimiento de su propio placer; en los anexos: Isaura Bono Olvera, Lariza Montero, Silvia Elena Llaguno Aguilar.
Por la selección poética que ha llegado como un susurro a mi correo: Aretino, Antonio Noyola, Benno de Keijzer, Rafael Manrique.
Por la inspiración encontrada entre las páginas de sus libros Carmen Alborch (Malas), Clarissa Pinkola Estés (Mujeres que corren con los lobos), Desmond Morris (La mujer desnuda), Helen Fischer (El primer sexo), Natalie Angier (Mujer, una geografía íntima), Rafael Manrique (¿Me amas?), Willy Pasini (Los nuevos comportamientos amorosos).
A quienes han mantenido encendido el fuego de su amistad con esta propuesta.
