El potencial erótico de mi cuerpo

“La mujer ha estado durante años más en el NO…  sabiendo lo que NO le gustaba…  educada para no pedir…  priorizando los deseos del otro…”

Fina Sanz Ramón

Al pensar en el erotismo femenino, inmediatamente vienen a mi mente recuerdos de algunas mujeres que, en la consulta o en los talleres, expresan con distintas palabras una misma pregunta que más que interrogar, refleja un descubrimiento: “¿Acaso no es mi pareja quien me tiene que hacer sentir, quien me tiene que enseñar?, ¿no depende de qué tan bueno sea él, cuánto pueda yo disfrutar sexualmente?”

Recuperar o reencontrarnos con nuestra capacidad erótica, con ese gran potencial natural con el que cuenta nuestro cuerpo para sentir y para disfrutar, significa en lo más básico reencontrarnos con nuestro propio cuerpo. Ese cuerpo femenino que, a pesar de vivir con él día a día, en ocasiones parece un desconocido. Cuántos temores, cuántas heridas, cuántos maltratos, cuántas expectativas, cuántas creencias estereotipadas nos alejan de él, la mayor parte de las veces sin darnos cuenta de ello.

Disfrutar de nuestro potencial corporal no depende de recetas o mapas eróticos, que parecieran equiparar el cuerpo femenino a una máquina con botones de estimulación y respuestas generalizadas. Una aproximación que parte de suponer que nuestro placer depende del otro y, por lo tanto, es externo. Esta creencia nos desempodera; es decir, nos lleva a pensarnos, sentirnos y vivirnos en el lugar del “no puedo hacer nada para procurarme la satisfacción de mis necesidades, de mis deseos, para darme placer.”

El desempoderamiento a la vez nos desresponsabiliza: “si yo no puedo, si no está en mis manos, entonces tampoco soy responsable y dejo la responsabilidad en el otro, quedando inconscientemente subordinada a los deseos y necesidades del otro.” Esto se refleja en una gran insatisfacción en lo personal y en generar condiciones para el distanciamiento erótico e incluso para la pelea y el maltrato en el vínculo de pareja: “si mi placer depende de ti, me enojo contigo o me siento víctima de ti por no satisfacerlo.”

Cada una de nosotras necesita antes que nada apropiarse de su placer. Es nuestro, surge y sucede en nuestro cuerpo, somos responsables de procurárnoslo y, ¡qué maravilla!, está en nuestras manos poder satisfacerlo. Desde ese lugar de saber y de poder sobre mi propio cuerpo y deseo, entonces puedo —yo diría con P mayúscula— disfrutarlo, compartirlo y potenciarlo en el vínculo erótico.

El placer es una vivencia de apertura corporal, por lo tanto nuestro cuerpo necesita estar disponible, abierto a sentir: sensible. Así podrá recibir una puesta de sol, un viento fresco, una caricia, un beso, una palabra. Un cuerpo cerrado no puede recibir o lo hace muy limitadamente.

Tener un cuerpo erótico y desarrollar toda su capacidad erótica conlleva, antes que nada hacerse responsable de tener un cuerpo saludable y abierto para recibir. Un cuerpo activo que se procura la satisfacción de sus deseos. Un cuerpo que SÍ pide porque SÍ se conoce y SÍ sabe lo que le gusta. Recuperar el cuerpo desde el SÍ, conociendo y reconociéndolo, con su historia, sus cicatrices, sus huellas imborrables de momentos de placer y amor, con lo que nos gusta y no nos gusta de él, entendiendo sus heridas, desprendiendo sus ataduras: las externas y las autoimpuestas, validando su derecho a sentir placer sin culpa, cuidándolo, nutriéndolo de energía, alimento, afecto, sensaciones y de contacto, de un buen contacto. Un cuerpo que pueda dar y recibir, que sepa pedir y proponer. El cuerpo de una mujer protagonista de su erotismo.

Isaura Bono Olvera. Psicoterapeuta y consultora. Master en autoconocimiento, sexualidad y relaciones humanas en terapia de reencuentro por la Universidad de Alcalá de Henares, España. isaurabono@prodigy.net.mx, (55) 58591923, 0445554017597

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